Algo sobre mi

Mi foto
Déjate convencer que descalzos nuestros pies siempre se llevaron bien..

My Youtube

viernes, 16 de noviembre de 2012

El día que saqué mis bragas de su cajón de alquiler y me desprendí de mi lado de su cama

El aire de tristeza que desprendía el tono de su voz, era casi tan doloroso, como los acontecimientos que nos envolvían en esa espiral de recuerdos. Las ganas de entablar una conversación, recorrían cada uno de los vasos sanguíneos de su cuerpo, haciendo palpitar con más fuerza el famoso músculo que tenía la culpa de que en ese determinado momento, nos encontrásemos ahí, el uno en frente del otro, cara a cara. Fue un primer encuentro reanimador a la vez que mortal. No me cansaba de mirarle a los ojos, habíamos perdido tanto tiempo gritándonos y sufriendo, que se nos había olvidado lo mucho que nos quisimos. Creamos una batalla campal de mierda, primero lanzaba él, luego yo, así sucesivamente.
Reíamos, decaíamos, decíamos, pensábamos, terminamos soltándolo todo, incluso los ojos se nos encharcaban de vez en cuando. Creamos el día de: "si me lo preguntas no te respondo lo que quieras escuchar, sino lo que es", en ese momento y el de "te he echado de menos, pero no te lo digo", también. El orgullo lo que tiene... simplemente nos faltaba un momento de debilidad, tocar esa fibra sensible para saber que aunque hayamos aprendido a estar el uno sin el otro, quedan restos que se pueden confundir, sentimientos sin enterrar, que asoman para joderte tu día perfecto...en cualquier momento.
En mi mente, jugaba a imaginar como quería que se desarrollase ese encuentro y manejaba todos los hilos del cajón de mis desastres a mi antojo, no quería dejar de hablar. Quizás no me callaba, para dejar claro que había madurado y que ya no evadía los problemas como hacía antes, como una niña y sus "por que si" a la hora de dar una explicación lógica y coherente acorde con lo que a él, se le pudiese pasar por la cabeza.
En cierto modo he vuelto a recuperar mi sonrisa, pero desgraciadamente, mi sonrisa aparece junto a sus palabras, otra vez. No soy capaz de explicar porque me recorre de arriba a abajo este sentimiento de felicidad, al saber que me ha echado de menos, que no había mentira alguna en sus palabras y que todavía, piensa en mi. 
Puede ser que la esperanza vuelva a estar en mi mente de nuevo, debido a que todavía quedan muchos domingos de invierno, estancados, como yo... esperando poder cumplirse de una vez como mi cabeza los creó.Aun así no creo que sea él quien deba acompañarme, hay demasiadas sonrisas que cazar por ahí y no me quiero perder ninguna. 
He estado atrapada en su reloj de arena, consumiéndome a cada segundo, desgastando una goma que ya no quiere borrar más.  
Ahora estoy sacando punta al lápiz para volver a escribir aventuras en solitario, tirándome de los pelos a cada rato o tenido rabietas inútiles por que no me gusta la soledad. Pero más vale ella que otra persona pintando de negro mis días. Prefiero el blanco esponjoso de una nube y yo aprendí a crear ese color hace poco tiempo, cuando saqué mis bragas de su cajón de alquiler y me desprendí de mi lado de su cama.